martes, 3 de diciembre de 2013

Vitamina C

Esta vitamina se encuentra en los alimentos frescos. También se llama ácido ascórbico.
Tiene efectos antioxidantes y ayuda a la asimilación del hierro, del ácido fólico y de algunos aminoácidos. Es una vitamina indispensable par el crecimiento y desarrollo normales. Es esencial para la cicatrización de heridas, la formación de colágeno y la reparación de cartílago, huesos y dientes.
Es una vitamina muy sensible a la luz, al oxígeno del aire y a la temperatura. Por ejemplo, a los 15 ó 20 minutos de haber preparado un zumo de naranja pierde su contenido en Vitamina C y también la pierden las verduras cocinadas.
Los alimentos con mayor contenido en vitamina C son: kiwi, pimiento, tomate, perejil, caqui, naranja, fresa, espinaca, coliflor y limón.
La leche materna es muy rica en Vitamina C.
Exceso de Vitamina C
Es un fenómeno muy poco común debido a que el cuerpo no la puede almacenar. Dosis diarias muy altas pueden ocasionar dolor de estómago y diarrea.
En los niños el exceso de vitamina C puede producir hiperoxaluria. Es una enfermedad que acumula oxalato cálcico y puede dañar la función renal, hepática y generar una bajada de calcio (hipocalcemia) que puede producir arritmias cardíacas graves.
Déficit de Vitamina C
La carencia grave de esta vitamina produce el escorbuto, pero es muy poco frecuente en la actualidad, ya que las necesidades diarias se cubren con un mínimo de vegetales crudos que se consuman. Como es una vitamina soluble en agua, apenas se acumula en el organismo, por lo que es importante un aporte diario.
Algunas infecciones o la diarrea prolongada pueden favorecer la aparición del déficit de ácido ascórbico.
Los síntomas más frecuentes cuando existe un déficit de Vitamina C son:
Irritabilidad
Cansancio
Dolor articular e inflamación de las articulaciones
Hemorragia nasal y gingival (sangrado de las encías)
Gingivitis (inflamación de las encías)
Mala cicatrización de las heridas
Tendencia a la formación de hematomas
Piel áspera y reseca
Cabello seco
Osteoporosis y huesos frágiles
Debilitamiento del esmalte dental
Disminución de la capacidad de combatir las infecciones
Disminución del apetito

Fuente: Dra. Esther Martínez García Especialista en Pediatría
Alumna: Carla Justicia

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